Los daños punitivos son una forma especial de compensación que a veces se otorga en casos civiles. A diferencia de los daños compensatorios, que están diseñados para compensar a la parte perjudicada, los daños punitivos tienen el propósito de castigar al demandado y disuadirlo de comportamientos similares en el futuro. Estos daños se otorgan en situaciones en las que el comportamiento del demandado ha sido especialmente negligente o malicioso.
Los daños punitivos no son comunes y generalmente se reservan para casos en los que el demandado ha actuado de manera extremadamente imprudente. Por ejemplo, si una empresa sabía que un producto era peligroso pero decidió ocultar esa información y comercializarlo de todos modos, un tribunal podría otorgar daños punitivos para desalentar ese tipo de conducta.
Es importante destacar que los daños punitivos no se otorgan para compensar directamente a la parte perjudicada, sino más bien como una sanción adicional contra el demandado. Aunque el monto exacto de los daños punitivos varía según el caso, a menudo es significativamente mayor que los daños compensatorios. Esto se debe a que su propósito principal es castigar al demandado y enviar un mensaje de que ciertos comportamientos son inaceptables en la sociedad.
Los daños punitivos son controvertidos y a menudo objeto de debate. Algunos críticos argumentan que pueden llevar a veredictos excesivamente altos y que su otorgamiento debería ser limitado. Por otro lado, sus defensores sostienen que son necesarios para desincentivar conductas especialmente dañinas y que, en muchos casos, son la única forma efectiva de hacerlo.